Una Biblioteca de Estudios Chicanos
Read in EnglishEn los años sesenta, los estudiantes Chicana/o/x no se veían a sí mismos en la biblioteca principal de Berkeley, a pesar de que estaba considerada como una de las mejores bibliotecas del país. En sus aulas y en las publicaciones que leían, su cultura y su experiencia se resumían en problemas. Por ejemplo, el problema de la mano de obra inmigrante o el problema de los niños hispanohablantes en las escuelas. Era esencial recopilar materiales para contrarrestar esa perspectiva. Con el apoyo del incipiente Programa de Estudios Chicanos, los estudiantes empezaron a crear una biblioteca de Estudios Chicanos. Recogieron materiales de eventos de la comunidad y los llevaron a una pequeña sala en Dwinelle Hall que se convirtió en la biblioteca. Al principio, la biblioteca estaba compuesta por unas pocas estanterías y archivos verticales que contenían documentos de los estudiantes, boletines de la comunidad local y ephemera. Un pequeño fichero de tarjetas y una lista de lo que había en las estanterías ayudaban a los visitantes a identificar y encontrar los materiales.
El profesor Oswaldo Asturias fue el primer coordinador de Estudios La Raza en la UC Berkeley. Asturias pidió a la escritora Lucha Corpi, que por entonces era trabajadora y estudiante en la universidad, que dedicara parte de su tiempo de trabajo a identificar y conseguir libros para la biblioteca. Según un primer organigrama del departamento, Corpi se convirtió en la primera coordinadora de la biblioteca en 1971. A medida que la colección crecía y se hacía más conocida en la universidad, los estudiantes empezaron a solicitar trabajo en la biblioteca. Los estudiantes trabajadores recibían a los visitantes de la biblioteca en un pequeño mostrador y les ayudaban a localizar los materiales, al tiempo que trabajaban en tareas específicas como la compilación de bibliografías, la asistencia en el desarrollo de la colección, el procesamiento de materiales y la búsqueda de materiales relevantes en todo el sistema de bibliotecas de Berkeley. En 1972, el estudiante de arquitectura José Antonio Arce se convirtió en Coordinador y desempeñó un papel fundamental en establecer como se clasificarían los materiales. Arce trabajó en estrecha colaboración con John Gonzales, otro estudiante, que también fue el primer archivista del Programa de Estudios Chicanos. Gonzales recopiló periódicos, revistas y boletines y desarrolló lo que se convirtió en una colección Chicano/Latino de publicaciones seriadas muy solicitada internacionalmente. También recopiló varias bibliografías publicadas y documentó la historia temprana del programa de Estudios Chicanos.
En 1973, el estudiante de antropología Richard Chabrán empezó a trabajar en la biblioteca después de que Arce le sugiriera que se uniera a su equipo. A Chabrán se le encargó el cuidado de la colección de publicaciones seriadas. Chabrán recuerda que "esto [la tarea] fue realmente importante para mí porque llegué a darme cuenta de que esos periódicos representaban las voces de comunidades de todo el país de las que no se suele oír ni leer. Fueron una enseñanza para mí". En un principio, Chabrán quería ser antropólogo, pero se sintió atraído por la bibliotecología al trabajar en la Biblioteca de Estudios Chicanos. Chabrán explica que trabajar en la biblioteca fue "una oportunidad para reconocer que no había aprendido la historia de mi pueblo de la forma en que yo creía que debía enseñarse. [Fue] una oportunidad para desarrollar esa historia y desarrollar esos recursos, para que no sólo mi comunidad, sino el mundo la conociera. Fue una gran inspiración para mí. Quería ser bibliotecario, pero era con un propósito muy particular". Chabrán obtuvo su maestría en estudios bibliotecarios y ciencias de información en UC Berkeley y se convirtió en Coordinador en 1975.
Chábran dirigió muchos proyectos fundamentales que situaron a la Biblioteca de Estudios Chicanos en el mapa como una de las principales colecciones chicana/o/x del país. En reconocimiento a su trabajo y a la creciente importancia de la biblioteca, el cuerpo docente del Programa de Estudios Chicanos solicitó con éxito a la administración de la universidad que formalizara y reconociera oficialmente el puesto de coordinador en 1977. Cuando Chabrán dejó la biblioteca en 1979, los bibliotecarios Francisco García-Ayvens (Coordinador de 1980 a 1984) y Lillian Castillo-Speed (Coordinadora de 1984 a 1992, Directora de la Biblioteca de Estudios Étnicos y Bibliotecaria de Estudios Chicanos desde 1992 hasta la actualidad) continuaron el trabajo que él y otros iniciaron.
A lo largo de los años 70 y 80, la Biblioteca de Estudios Chicanos siguió creciendo, albergando materiales y cultivando programas que no estaban disponibles en otros lugares. El personal de la biblioteca y los profesores docentes coleccionaban carteles, ephemera y boletines, materiales que eran importantes para las comunidades Chicana/o/xs pero que no siempre eran valorados por otro tipo de bibliotecas. El personal de la biblioteca no estaba limitado ni preocupado por los preconceptos de lo que debería ser una biblioteca. Toda la biblioteca representaba un mundo que faltaba en otras bibliotecas y en la escuela. El personal estaba facultado para actuar en nombre de comunidades más amplias como parte de una lucha colectiva.
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